El montañista puntano tocó el cielo de Nepal y compartió sus imágenes
Gabriel Guillar acarició la cumbre del Manaslu. Para lograrlo se preparó física y psicológicamente, llevando al límite su coraje y rendimiento. En la cima, se tomó unos minutos para inmortalizar la postal de sus sueños.
Cada segundo de la vida de Guillar estuvo arriesgado en un azar determinado por convicciones, mientras su cuerpo ascendía sin tregua los paisajísticos rincones de la octava montaña más alta del mundo.
Tal vez la mística de Nepal contribuyó a afianzar los ideales del deportista, o sus anhelos lo acompañaron en cada paso; lo cierto es que el puntano cumplió su meta.
“Todo San Luis logró la cumbre del Manaslu, representando a la Argentina”, manifestó el escalador poco después de besar la gloria.
“Gracias a la vida, que me ha dado tanto”, expresó utilizando las líneas de Violeta Parra y que Mercedes Sosa inmortalizó con sus interpretaciones. Mientras los ojos de Guillar contemplaron los primeros rayos de luz del cielo, seguramente esa música resonó en su mente.
La meta que conquistó mantuvo atentos a los entendidos en el deporte, por todas las connotaciones que implica lanzarse a tal aventura: una montaña de 8163 metros, donde según las estadísticas en 2008 se registraron 297 ascensiones exitosas y 53 muertes.
Pero lejos de obnubilarse con los datos, izó en lo alto la bandera nacional, el escudo puntano y el de Inti Anti, la organización sin fines de lucro que fomenta la aventura al aire libre. Además, tomó fotografías de la vista que jamás olvidará.
Para hacerlo realidad, se preparó en montañas de la provincia de Mendoza y Catamarca, practicó ejercicios de natación, atletismo y entrenamiento funcional; todo supervisado por médicos y preparadores físicos.
Incluso a lo largo de su trayectoria, hizo cumbre tres veces en lo alto del cielo argentino. Escaló más de 6 mil metros de altura, corrió maratones de 42 kilómetros en todo el país y emprendió travesías en kayak. Ahora tiene un nuevo historial en su currículum deportivo: el Manaslu.
“Mi corazón explota de emoción y alegría, puse todo lo que tenía y lo que no sabía que tenía, para llegar”, comentó en su perfil de facebook, medio por el que comunicó las novedades de su actividad.
La hija del deportista, Rocío Guillar, compartió en las redes sociales el instante en que su papá le comunicó la hazaña. “Recién me llamó llorando, emocionado a más no poder, casi sin aire”, aseguró.
El lunes, la joven publicó la noticia del logro: “Con mucho orgullo y con lágrimas en los ojos, después de mucha ansiedad y miedos, les comento que mi papá acaba de hacer cumbre en la octava montaña más alta del mundo, gracias a Dios”.
Este miércoles, difundió una imagen de su padre, en la que posa con un cartel que dice: “Rocío, se puede”. “Si lo dice él, que los últimos días de la expedición caminó 20 horas por día, entonces sí se puede. Me dejaste sin palabras. Te amo”, expresó la mujer.
Las palabras de Guillar luego de cumplir su meta despertaron nuevos horizontes: “Vamos por más, no hay imposible”, aclaró.
En los mensajes resaltaba que “la cumbre espera a San Luis”. Ahora la montaña lo despedirá en medio de los secretos del viento, y la provincia lo esperará expectante.